psicología y neurociencia

El principio de Hebb con una analogía. Psicología y neurociencia.

El principio o ley de Hebb es fundamental para entender la relación entre la psicología y la neurociencia. Para abordarlo nos remontaremos a la obra original de Donald O. Hebb y, más adelante, lo explicaremos a través de una analogía que nos facilitará su comprensión.

Relacionando psicología y neurociencia gracias a Donald O. Hebb

Para hablar de psicología y neurociencia, con la intención de explicar la conducta a partir de sus fundamentos cerebrales, tenemos que remontarnos a Donald O. Hebb.

Donald Hebb es el creador del ‘principio’ más citado en psicobiología (o neurociencia de la conducta). Estableció la llamada ley o regla de Hebb o del aprendizaje hebbiano (Hebb learning rule). Lo podremos ver a través de una analogía.

Recordemos, antes, que con NeuroQuotient, partiendo de las bases cerebrales de la conducta, disponemos de una herramienta que convierte la relación entre psicología y neurociencia en accesible. De este modo, podemos aplicar la neurociencia al desarrollo de personas de modo práctico y eficiente.

Pero, practicidad, eficiencia y accesibilidad, no quiere decir superficialidad. Por esta razón, antes de entrar en la analogía vale la pena que vayamos a los orígenes. A Donald Olding Hebb. Del mismo modo que al tratar del modelo que hay detrás de la herramienta DISC visitamos el planteamiento original de William Moulton Marston.

Donald O. Hebb y su aportación para conectar la psicología y la neurociencia

Donald Olding Hebb (1904-1985) fue un psicólogo canadiense pionero de la neuropsicología (del estudio de la relación entre psicología y neurociencia).

Su aportación más importante está condensada en el libro, The Organization of Behaviour: A Neuropsychological Theory, John Willey and Sons (1949).

El libro ‘La Organización del Comportamiento’ nos aporta una teoría sobre la conducta, basada  en la fisiología del sistema nervioso.  Hace un importante intento para encontrar lo común entre las concepciones neurológicas y psicológicas.

Nos dice Hebb, textualmente: “Un objetivo de este libro es presentar una teoría de la conducta para la consideración de los psicólogos. Pero otro objetivo es perseguir una base común con los anatomistas, fisiólogos y neurólogos (ahora los podríamos agrupar como neurocientíficos). Así mostramos como la teoría psicológica se relaciona con sus problemas y, al mismo tiempo, hacer que ellos contribuyan a esta teoría”

Añade, también, que “el problema de entender la conducta es el de comprender la acción total del sistema nervioso, y viceversa”.

En su propósito de tender puentes entre psicología y neurociencia (incipiente entonces), en 1944 entró en contacto con Rafael Lorente de Nó (un investigador español, discípulo de Santiago Ramón y Cajal, afincado en USA). Hebb fundamentó parte de su teoría en los trabajos sobre los ‘bucles sensoriales de Lorente de Nó’.

El principio o regla de Hebb 

Dice Hebb, que «cuando el axón de una célula A está suficientemente cerca para excitar una célula B y toma parte en su activación de un modo repetitivo y persistente, tiene lugar algún tipo de proceso de crecimiento o de cambio metabólico en una o ambas células, de modo que aumenta la eficiencia de la célula A en la activación de la B”.

‘Las neuronas que se activan juntas refuerzan su conexión’

Se acostumbra a resumir en inglés cómo “neurons that fire together wire together”. Es decir, la activación simultánea de neuronas cercanas conduce a un aumento de la fuerza de conexión sináptica entre ellas.

Es importante resaltar que las neuronas deben estar previamente conectadas, suficientemente cerca una de la otra, para que la sinapsis pueda ser reforzada.

A principios de los años 70 se descubrió la LTP (long term potentiation) o PSP (potenciación a largo plazo) que confirmó la teoría de Hebb. Se demostró que tienen lugar cambios morfológicos, desdoblamientos en las dendritas receptoras del hipocampo, que refuerzan la conexión sináptica.

En fin, el principio de Hebb es fundamental para la relación entre psicología y neurociencia, ya que proporciona un marco general para relacionar la conducta con las redes neuronales.

La analogía. ¡Por fin!

70 años después de la teoría Hebb la relación entre psicología y neurociencia está fuera de discusión. Está claro que, la conducta se origina en el cerebro y que está fundamentada en redes o patrones neuronales.

Veamos ahora cómo podemos explicar el principio de Hebb a través de una analogía.

Los surcos en una colina que se hacen más profundos a medida que baja más agua por ellos, nos ayudan a visualizar el principio de Hebb y su relación con la conducta.

Imaginemos una pequeña colina artificial de tierra (Fig. 1).

En ella hay unos pequeños surcos (Fig. 1. izquierda) que equivaldrían a las sinapsis inactivas preexistentes.

Cuando llueve con repetición y persistencia, algunos de estos surcos se van haciendo más profundos y el agua desciende principalmente por ellos (Fig. 1. derecha). De modo análogo, algunas conexiones sinápticas preexistentes al activarse, con su uso, se van haciendo más fuertes. El ensamblaje de varias neuronas conectadas fuertemente se convierte en la base de un aprendizaje o un hábito.

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Fig1. Algunos de los pequeños surcos de la izquierda, con la lluvia, con el uso, se convierten en grandes surcos por dónde baja el agua.

En el contexto NeuroQuotient, a los hábitos, aprendizajes o mejor, patrones de comportamiento, los llamamos neuro comportamientos o neuro conductas: conexiones cerebrales que dan lugar a una conducta compleja (hacer, pensar y sentir) que se repite con mayor probabilidad y facilidad.

Cuando nos conducimos (pensamos, hacemos, sentimos) de un modo determinado las conexiones neuronales subyacentes se activan y se van reforzando. De este modo, cada vez es mayor la frecuencia e intensidad de la correspondiente conducta.

Así pues, el comportamiento está fundamentado en conexiones neuronales potentes, por esta razón resulta difícil cambiarlo.  Volviendo a la analogía, cuando más profundos son los surcos es mucho más probable que el agua descienda por ellos.

Si las neuro conductas nos aportan poca o nada de satisfacción, si nos limitan, vale la pena modificarlas

Está muy bien, que dispongamos de patrones cerebrales que guíen nuestra conducta compleja, nuestro modo de hacer pensar y sentir. Sin ellos tendríamos que empezar de cero cada día.

¿Pero, está bien, siempre? Pues, depende de los resultados (satisfacción) que se deriven de nuestra conducta. De donde vaya a parar el agua desciende por los surcos.

Recordar que la herramienta neuroquotient nos ayuda a tomar conciencia de cuando vale la pena insistir en el surco o de si vale la pena cambiar. Nos hacemos más conscientes de nuestras Eficacias (neuro conductas con resultados satisfactorios) y limitaciones (patrones que no nos aportan satisfacción).

Y sí, claro, cuando las neuro conductas nos limitan, entonces vale la pena cambiarlas.

¿Es posible hacerlo? ¿Y si es posible, cómo?

Pero, esto lo trataremos en algunos post en un futuro.