serotonina y depresión

Serotonina y depresión ¿Es siempre bueno potenciar la serotonina?

Serotonina y depresión están muy asociadas en el imaginario colectivo. Se dice que en la depresión hay un déficit del neurotransmisor serotonina. En NeuroQuotient®  tenemos claro que no siempre es así. Para explicarlo, trataremos sobre los recaptadores de serotonina -dónde actúan los fármacos más utilizados- y veremos la paradoja de la serotonina.

Permítenos recordar que NeuroQuotient es una herramienta, basada en neurociencia, para facilitar los procesos de desarrollo. En la certificación para usarla tratamos los temas fundamentales en la relación entre neurociencia y la conducta y bienestar de las personas. En este proceso de aprendizaje, en algunos casos, es necesario poner en duda ciertos ‘mitos’. Veamos un ejemplo.

La serotonina está de moda. Todo el mundo habla de las maravillas del neurotransmisor serotonina. Si no tenemos un buen nivel de serotonina, estamos perdidos. Fatal. A todo ello ayuda que, además, asociamos falta de serotonina y depresión.

¿Es todo ello correcto? ¿No nos estaremos pasando?

¿Cuál es la razón o razones de esta percepción de la serotonina cómo la panacea?

Una de ellas está en el significado que atribuimos a la propia palabra serotonina. Fácilmente, de modo inconsciente, la relacionamos con serenidad ¿verdad?

Y cómo, por un lado, vivimos en un mundo acelerado y exigente en que es fácil caer el estrés y ansiedad, e incluso, en la depresión. Y, por otro, a nuestra mente le gustan las explicaciones sencillas. Entonces, en el simple significado (incorrecto, como veremos) de serenidad, paz y tranquilidad, encontramos el remedio a todos nuestros males. Con serotonina se acabó el estrés. Serotonina y depresión serán la antítesis.

A reforzar esta interpretación ha contribuido el que los fármacos más utilizados para tratar la depresión sean los llamados ISRS (inhibidores selectivos de los recaptadores de serotonina).En esta relación serotonina y depresión es donde vemos el mito. Probablemente fomentado por el negocio farmacéutico.

La palabra serotonina nos sugiere tranquilidad, paz y serenidad, pero no tienen nada que ver con su origen semántico

Sabemos que el aminoácido esencial triptófano que es el precursor de la serotonina. Por esto, a la serotonina, se la llama también 5HT (5-hidroxitriptamina). Para aumentar la serotonina nos recomiendan ingerir alimentos que contengan triptófano (carne, pescado, leche, …).

Además, de la serotonina se deriva la hormona melatonina que es inductora del sueño.  Otra característica que refuerza la creencia colectiva sobre el significado d ela palabra serotonina. Es decir, con triptófano y serotonina, a dormir tranquilos y felices. Todo perfecto.

La palabra serotonina nos sugiere serenidad y en bastantes aspectos el neurotransmisor la aporta. Pero ¡cuidado!, su nombre se deriva de ‘serum’, porque fue en el suero de la sangre donde se aisló por primera vez.

Un nombre potente.  Parece diseñado en un muy buen departamento de marketing. Una palabra fácil de recordar, que en sí misma contiene su (posible) definición.

Una palabra bien aprovechada por las empresas farmacéuticas.

Pero, en el tema de serotonina y depresión, las cosas no están tan claras.

Para tratar la depresión se prescriben ISRS (inhibidores selectivos de los recaptadores de serotonina). Los más conocidos son la fluoxetina (Prozac) y la paroxetina.

¿Qué son los ISRS?

Brevemente: En las sinapsis neuronales, donde se comunican las neuronas gracias a los neurotransmisores, hay estructuras moleculares recaptadoras que absorben el neurotransmisor residual. Al inhibir la efectividad de estos recaptadores de serotonina tendremos más serotonina disponible.

Está claro, pues. Si para la depresión se pretende aumentar la serotonina, los ISRS nos ayudarán a ello.

Hasta aquí todo perfecto. Pero ahora viene lo más sorprendente. La llamada paradoja de la serotonina.

La depresión es uno de los trastornos del estado de ánimo más frecuentes. Al relacionar serotonina y depresión, es obvio que se haya estudiado mucho este neurotransmisor respecto a la genética de las personas. Con gran especificidad se ha profundizado en comprender el funcionamiento de los recaptadores de serotonina.

Los estudios son concluyentes. Las personas con mayor tendencia a la depresión tienen un perfil genético con unos recaptadores de serotonina característicos llamados de alelo S (short, corto). Las personas con menor tendencia a la depresión tienen un perfil genético con unos recaptadores de serotonina llamados de alelo L (long, largo).

Hasta ahí todo perfecto, en cuanto a serotonina y depresión están identificados dos tipos recaptadores de serotonina que permiten predecir una mayor o menor tendencia a la depresión.

Pero, los recaptadores de serotonina de alelo S son menos eficientes que los recaptadores de alelo L reteniendo la serotonina, es decir dejan más serotonina libre. Las personas más propensas a la depresión tienes recaptadores de serotonina que dejan más serotonina libre.

He aquí la paradoja. ¡Mayor tendencia a la depresión y más serotonina libre! ¡Es decir, más serotonina y depresión más probable!

En la Fig. 1 podemos visualizar la paradoja de la serotonina. Queda resumida dentro del círculo rojo en la parte superior izquierda del cuadro central.

Fig. 1 Paradoja de la serotonina. Mayor tendencia a la depresión y perfil genético con más serotonina libre.

Bien. No pasa nada. Si la serotonina es buena, quizás mejor que sobre qué no que falte.

Pero, también, está muy bien estudiado que la serotonina es uno de los principales, sino el más importante, neurotransmisor inhibidor de la conducta.

Tendrá sentido, pues, aumentar la serotonina para inhibir la agresividad, la impulsividad, o el estrés. Y, efectivamente, los ISRS resultan muy efectivos para tratar la ansiedad.

¿Pero, serotonina y depresión, cuando la depresión es la inhibición por excelencia? En un estado depresivo no hay ni ganas (motivación) ni energía para hacer nada. Es la falta total de autoliderazgo.

¿Inhibir aún más la inhibición? Tiene poco sentido, excepto, cuando están asociadas ansiedad y depresión y, tal vez, cuando haya tendencias suicidas.

Durante el diseño del modelo NeuroQuotient, la relación serotonina y depresión nos tuvo en vilo durante bastante tiempo, hasta que leímos sobre la paradoja de la serotonina (James J. Gross (editor). Habdbook of Emotion Regulation. The Guilford Press, 2007).

Para reforzar nuestro punto de vista de que no es siempre bueno potenciar la serotonina en los casos de depresión podemos, por ejemplo, ver el artículo Qué tiene que ver la serotonina con la depresión (What has serotonin to do with depression? World Psychiatry. 2015 Jun; 14(2): 158–160. Philip J Cowen and Michael Browning)

Tenemos una explicación para la paradoja de la serotonina. Creemos que se trata de tener en cuenta la diferencia entre la serotonina fásica y tónica. Pero esto puede ser objeto de otro post.

Bien hasta aquí, nuestra versión de como nada es tan sencillo ni bonito como nos lo venden en lo que se refiere a serotonina y depresión.

Pero, antes de finalizar, …

Desde NeuroQuotient apuntamos a otro camino para evitar el riesgo de depresión

Estamos convencidos que hay otra manera para disminuir la tendencia a la depresión, en lugar de abordarlo por el binomio serotonina y depresión.

Los estudios de neurociencia nos dicen que la serotonina tiene efectos contrarios a la dopamina. Recordad que la dopamina es el neurotransmisor impulsor de la motivación de acercamiento. De las ganas. Sin dopamina, no hay motivación, no hay ganas de hacer nada. Es el neurotransmisor central del sistema de recompensa.

En un próximo artículo abordaremos algunas ideas sobre cómo afrontar el riesgo de depresión a partir de aumentar la dopamina. Sin fármacos.

Para acabar con una sonrisa (una buena manera de incrementar la dopamina).

¡A los Manel les sube ‘la serotonina’!

Aunque en este caso, tal vez se trate de Ayahuasca.